¡objetivo conseguido! en Altea, ALicante

Seis años, con todos sus días, han tenido que pasar para que por fin cuatro amigas pudiéramos realizar el tan siempre anhelado "viaje de fin de carrera" ( aunque parezca mentira). En su día no lo hicimos por motivos obvios de falta de medios: jovencísimas, recién acabadas la carrera, un par de trabajos como becarias, etc...Hemos esperado confiando en que nuestra suerte iría cambiando con los años y, a día de hoy, la realidad era parecida... Me pondré en la frente el refrán español "No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy". De traca. 
Nuestro destino exótico, la zona costera de la provincia de Alicante. De lo poquito que hemos podido visitar en el plazo de un fin de semana, me quedo con Altea. Situado en una colina, sus calles descienden lentamente hacia el mar y sus casas bajitas de pescadores, encaladas en blanco, te van abrazando según vas haciendo el recorrido.
Ambiente extraño, eso sí, en esta época por estos lares: los cuatro lugareños mezclados con los tranquilos alemanes jubilados junto a esos turistas gritones y abusones de esa fruta preciada en época de sandalia, la sandía. 
Con todo, días de muchas risas y confidencias, con ganas de repetir cuando y donde sea y con  la salvedad de que esta vez Julia (el primer bebé del grupo) ya estará con nosotras.